Mediante la entrevista, la observación y el empleo de ciertas pruebas, iniciamos el proceso para entender y explicar la conducta de niños y adultos. Más allá de asignar una etiqueta diagnóstica, nuestro objetivo es determinar qué cambios debemos implementar para mejorar las conductas objetivamente definidas en su interacción con el ambiente.
Dado que cada niño tiene una historia de aprendizaje única y unas capacidades diferentes a las de los demás, la evaluación de habilidades es una parte integral del proceso de intervención y de enseñanza. La evaluación es utilizada para registrar el progreso y desarrollar la planificación futura. Este proceso proporciona una valoración global del repertorio del niño que se actualiza a lo largo del tiempo a medida que se alcanzan los objetivos y se adquieren los nuevos repertorios.